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Sueños de caracolas y ladras: ya huele a desveda

Hace meses que nuestros montes y campos quedaron en silencio de las ladras de los valientes y de la música de las caracolas, dejando paso a la evolución de la naturaleza. Y, aunque entre medias hemos tenido varias variantes de la caza menor —descaste o media veda— y de la mayor, como el rececho al duende, la realidad es que estamos a muy pocos días de que la general se abra de nuevo, llenando otra vez nuestros montes de ladras al toque de caracolas.

Este tiempo nos ha servido para disfrutar de lances pasados, recordar nuestras jornadas con los amigos, ordenar nuestros sueños para la nueva temporada y cuidar nuestros campos, colocando bebederos y comederos para cubrir las necesidades de nuestra fauna.

Pero tan importante como lo anterior es aprovechar el tiempo que nos queda para tener nuestros equipos preparados, lo que, en el momento de la verdad, nos evitará disgustos: nuestras armas limpias y revisadas, puestas a tiro; toda la documentación comprobada y en regla —licencias, seguros, etc.—; y los cambios en la legislación vigente revisados para evitar multas y problemas. Pequeñas cosas que solemos dejar para última hora y que, si se nos despista alguna, pueden estropearnos la tan ansiada desveda.

Llegados a este punto, es importantísimo comenzar a preparar a nuestros perros, nuestros fieles compañeros de caza.

Ante la llegada de la nueva temporada, tenemos que acelerar un poco la preparación física de nuestros canes para que disfruten de su pasión. Para ello, debemos primero cerciorarnos de que se encuentran en un estado de salud óptimo. Para que un perro realice un buen trabajo en nuestras jornadas de caza, además de prepararlo bien físicamente, tiene que estar libre de cualquier enfermedad que pueda influir en su rendimiento.

Es recomendable hacer una revisión al menos una vez al año al perro, y ahora es un buen momento, ya que vamos a incrementar el ritmo de entrenamiento del animal, y cuando llegue la caza se lo exigiremos aún más, si cabe.

Debemos asegurarnos de que el animal esté correctamente vacunado y desparasitado, realizando una buena exploración por parte del veterinario que, además de detectar patologías en el animal, puede incluso prevenirlas.

Son asimismo recomendables las vacunas contra el moquillo, la leptospirosis y la traqueobronquitis infecciosa, más comúnmente denominada “tos de las perreras”.

En cuanto a la desparasitación, hay que realizarla tanto interna como externamente.

Ahora ya solo nos queda esperar, con los nervios de todos los años, a que esa noche previa a la apertura nuestro perro espere, al lado de los aperos, a que asomen los primeros rayos de luz, mientras nosotros pasamos la noche en vigilia. Porque ya estamos en tiempo de desveda.